John Jairo Cabarcas Berrocal.

Hasta el segundo trimestre de este año, el Parlamento Europeo aprobó finalmente el Reglamento (UE) 2023/1114, comúnmente denominado «Markets in Crypto Assets» o MiCA, el cual será aplicable a partir de diciembre del próximo año (2024).

La aprobación de este reglamento reviste una importancia considerable debido a la ausencia de regulación previa para el mercado de los criptoactivos en la Unión Europea, y de hecho, en la mayoría de las jurisdicciones a nivel mundial. Aunque el alcance de aplicación de MiCA se limita al territorio europeo, no se puede pasar por alto que dicha regulación podría ejercer influencia en usuarios de otras partes del mundo, como Estados Unidos o Latinoamérica.

Este fenómeno se debe no solo a que las transacciones realizadas desde o hacia el continente europeo estarán sujetas a esta normativa, sino también a que esta nueva regulación podría servir como modelo o referencia para establecer un marco normativo a nivel regional o, al menos, nacional, en lugares que aún no han abordado la regulación del mercado de criptoactivos, como es el caso de Colombia, por mencionar un ejemplo.

Aunque el Reglamento abarca una serie de asuntos relevantes, este texto se enfocará en particular en las obligaciones ambientales que fueron establecidas en el MiCA.

Si tienes un conocimiento moderado acerca del mercado de criptoactivos, seguramente ya estás consciente del impacto ambiental significativo que este sector está teniendo a nivel global. Específicamente, las operaciones de minería de criptomonedas, que desempeñan un papel fundamental en la creación de nuevas unidades a través de un proceso de validación de la cadena de bloques utilizando mecanismos de consenso, se destacan por su elevado consumo energético. Para comprender mejor la magnitud de este consumo, basta con considerar un dato alarmante revelado por un estudio de la Universidad de Cambridge: solo en el año 2021, la minería de Bitcoin liberó en la atmósfera más de 41 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). Esto equivale al nivel de emisiones de gases de efecto invernadero de países enteros, como Argentina o Chile en el mismo período. En otras palabras, la huella de carbono generada por la minería de Bitcoin en 2021 fue comparable a la suma de emisiones de naciones completas.

El problema se agrava aún más al analizar el origen de la energía utilizada en estas operaciones, ya que, según un estudio presentado por la compañía CoinShares, la mayor parte de esta provino de fuentes no renovables y altamente contaminantes. En este sentido, el gas representó un preocupante 24% de la fuente energética, mientras que el carbón contribuyó con un asombroso 35%. Estos números subrayan la dependencia continua de la minería de Bitcoin de recursos altamente perjudiciales para el medio ambiente y, por ende, su contribución significativa a la crisis climática global. En un mundo que busca cada vez más soluciones sostenibles, este impacto negativo plantea serias interrogantes sobre la viabilidad a largo plazo de las criptomonedas en su forma actual.

Teniendo en cuenta lo último, los compromisos establecidos se centraron principalmente en obligaciones de transparencia y divulgación de información como los mencionados a continuación:

  • Los emisores de criptoactivos y los proveedores de servicios de criptoactivos deben detectar y divulgar adecuadamente cualquier efecto adverso importante que puedan tener los mecanismos de consenso utilizados para la validación de operaciones sobre el clima y el medio ambiente. Esto se especificará más en normas técnicas desarrolladas por la Autoridad Europea de Valores y Mercados (AEVM).
  • Los libros blancos de criptoactivos que acompañan las ofertas públicas de criptoactivos deben incluir información sobre los principales efectos adversos de los mecanismos de consenso sobre el clima y el medio ambiente.
  • Los proveedores de servicios de criptoactivos deben publicar información sobre los efectos adversos de los mecanismos de consenso que utilicen los criptoactivos en relación con los cuales presten servicios.
  • La AEVM desarrollará normas técnicas de regulación para especificar el contenido, las metodologías y la presentación de esta información ambiental, teniendo en cuenta los diferentes tipos de mecanismos de consenso, sus características y diferencias.

Con todo esto se busca garantizar la coherencia en la divulgación de información ambiental por parte de emisores y proveedores, teniendo como objetivo que los mecanismos de consenso utilizados para la validación de la cadena de bloques sobre la que funcionan los criptoactivos sean más sostenibles y que se informe adecuadamente sobre sus impactos ambientales, para garantizar prácticas responsables en este sector.

Aunque estas disposiciones representan un avance significativo, surge ahora la pregunta sobre si la regulación tal como se hizo será suficiente, especialmente a la luz de la crisis energética que ha impactado a Europa. Esta crisis, entre otras razones, ha impulsado iniciativas de envergadura, como el Pacto Verde Europeo o el Plan RepowerEU, que dentro de sus propósitos pretenden transformar las fuentes energéticas del continente. En el contexto de estas iniciativas, podría considerarse la implementación de regulaciones más estrictas para la industria de la minería de criptomonedas.

Una medida efectiva podría ser la exigencia de un cambio gradual a todos los operadores de granjas de minería de criptoactivos, al uso exclusivo de fuentes de energía renovable, como la energía eólica o solar, con el objetivo de reducir significativamente la dependencia de combustibles fósiles. Además, se podría limitar geográficamente la práctica de estas actividades a áreas con climas más fríos, lo que permitiría que los equipos se mantengan a temperaturas óptimas sin necesidad de sistemas de refrigeración intensivos, como aires acondicionados.

Asimismo, la regulación podría abordar las especificaciones de los equipos utilizados en la minería, promoviendo la adopción de tecnologías más eficientes en términos energéticos. Por último, se debería establecer la obligación de compensar las emisiones de carbono asociadas a esta actividad a través de la adquisición de créditos de carbono. Esta responsabilidad recaería en los diferentes actores involucrados en el ecosistema de las criptomonedas, incluyendo a los diseñadores de proyectos criptográficos, los mineros y los usuarios, entre otros. Estas medidas más rigurosas podrían contribuir significativamente a mitigar el impacto ambiental negativo de la minería de criptomonedas y fomentar prácticas más sostenibles en la industria.

En resumen, la aprobación del Reglamento Europeo relativo a los Mercados de Criptoactivos (MiCA) representa un hito significativo en la regulación de las criptomonedas en la Unión Europea, y en general a nivel mundial, al ser el primer marco regulador para estos instrumentos en el mundo tal como es señalado por un artículo de la Universidad del Externado. Sin embargo, es importante destacar que la preocupación medioambiental relacionada con la minería de criptomonedas sigue siendo una cuestión crucial que requiere atención.

Aunque el MiCA introduce obligaciones de transparencia y divulgación de información en relación con los efectos adversos de los mecanismos de consenso utilizados en la validación de operaciones sobre el clima y el medio ambiente, resulta evidente que, dado el impacto ambiental significativo de la minería de criptomonedas, se necesita un enfoque más estricto.

En este contexto, es imperativo que todos los actores involucrados en el mercado de criptoactivos, desde emisores hasta proveedores de servicios y mineros, aún sin que esté regulado, comiencen a implementar prácticas sostenibles relacionadas con la transición energética. Esto podría incluir el uso de fuentes de energía renovable en las operaciones de minería, la limitación geográfica de estas actividades en áreas con climas favorables y la promoción de tecnologías más eficientes en términos energéticos.

Además, la compensación de las emisiones de carbono a través de la compra de créditos de carbono debería ser considerada como un paso esencial para mitigar el impacto ambiental negativo de la industria de las criptomonedas. En un mundo que busca soluciones sostenibles, estas medidas rigurosas son esenciales para garantizar la responsabilidad y la sostenibilidad en el mercado de criptoactivos. Aunque MiCA marca un progreso significativo, el camino hacia una industria de criptomonedas verdaderamente sostenible está todavía por recorrer.

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