Por: Daniela Ramos.
El 16 de noviembre de 2023 con cooperación de la Cámara de Comercio de Bogotá, Confecámaras y la Superintendencia de Sociedades, con el apoyo técnico de la firma Governance Consultants, crearon la Guía de buen Gobierno Corporativo para empresas competitivas, productivas y perdurables.
El gobierno corporativo ha surgido como un concepto crucial para el éxito y la perdurabilidad de las empresas en el entorno económico actual; el cual es definido como un conjunto de estructuras, principios, políticas y procesos para la dirección, administración y supervisión de una organización, en aras de busca mejorar el desempeño empresarial, generar valor y garantizar la competitividad y productividad a largo plazo.
En Colombia, la introducción del gobierno corporativo se remonta a la apertura económica de los años noventa, inicialmente como un conjunto de buenas prácticas para atraer inversión extranjera, desde entonces su importancia ha crecido significativamente, y actualmente es respaldada por organismos internacionales como la OCDE, que lo considera fundamental para crear un ambiente de confianza, transparencia y rendición de cuentas necesario para favorecer las inversiones a largo plazo y estabilidad financiera.
El primero de los elementos clave del gobierno corporativo es la creación de una identidad empresarial sólida. Basado en la definición de un propósito claro y valores organizacionales que orienten los intereses de la empresa y guíen la toma de decisiones en todos los niveles, proporcionando no solo dirección estratégica, sino que también con miras a contribuir a la cultura organizacional y al compromiso de los empleados.
El segundo aspecto fundamental es el establecimiento de una estructura clara para la toma de decisiones; siendo entonces imperativa la diferenciación entre los órganos de propiedad, dirección, administración y control acompañado de una delimitación precisa de roles y responsabilidades facilita la interacción fluida y eficiente entre estas instancias, permitiendo una mejor implementación y monitoreo de la estrategia organizacional, con el establecimiento de reglas claras sobre los derechos de los propietarios y cómo ejercerlos, con el propósito de garantizar la protección de los intereses de los accionistas minoritarios y mantener el equilibrio en la toma de decisiones, resaltando entre otras cualidades:
- Eficiencia operativa: Al definir claramente quién es responsable de qué decisiones, se evita la duplicación de esfuerzos y se agiliza el proceso de toma de decisiones. Esto permite a la empresa responder más rápidamente a los desafíos y oportunidades del mercado.
- Rendición de cuentas: Cuando los roles y responsabilidades están bien definidos, es más fácil atribuir la responsabilidad de las decisiones y sus resultados. Esto fomenta una cultura de responsabilidad y mejora continua dentro de la organización.
- Reducción de conflictos: Una estructura clara ayuda a prevenir conflictos de intereses y disputas sobre quién tiene la autoridad para tomar ciertas decisiones. Esto es especialmente importante en empresas familiares o con múltiples accionistas.
- Mejor gestión de riesgos: Al establecer claramente quién tiene la autoridad para tomar decisiones sobre diferentes tipos de riesgos, la empresa puede implementar controles más efectivos y gestionar mejor sus exposiciones.
- Alineación estratégica: Una estructura de toma de decisiones bien definida ayuda a asegurar que las decisiones en todos los niveles de la organización estén alineadas con la estrategia general y los objetivos a largo plazo de la empresa.
- Transparencia: Una estructura clara hace que el proceso de toma de decisiones sea más transparente aumentando la confianza en la gestión de la empresa.
- Mejor flujo de información: Al definir claramente los canales de comunicación y toma de decisiones, se mejora el flujo de información crítica entre los diferentes niveles de la organización.
- Equilibrio de poderes: Una estructura adecuada permite establecer un sistema de balanceado evitando la concentración excesiva de poder en una sola persona o grupo.
La promoción de una cultura de cumplimiento y ética es otro pilar del buen gobierno corporativo. Esto va más allá del mero cumplimiento legal, abarcando también la adopción voluntaria de estándares éticos y mejores prácticas, puesto que un código de ética bien implementado no solo reduce riesgos operativos y reputacionales, sino que también fortalece la confianza de los grupos de interés y mejora la reputación corporativa.
El funcionamiento efectivo del máximo órgano social, generalmente la asamblea de accionistas, es otro aspecto crítico. Establecer reglas claras para su operación, incluyendo la convocatoria, el suministro de información, la representación y la toma de decisiones, es esencial para garantizar la participación efectiva de todos los propietarios y la toma de decisiones en beneficio de la empresa.
En conclusión, el gobierno corporativo se ha convertido en un factor determinante para la competitividad y sostenibilidad empresarial en el siglo XXI, al establecer un marco para la gestión ética, transparente y eficiente, para obtener un provecho y mejor desempeño financiero, así como fortalecer la confianza de los inversionistas, empleados y otros grupos de interés.